martes, 23 de septiembre de 2008

PUTAS




Por su interés, reproduzco el artículo publicado en el blog de Sánchez Dragó sobre las putas. http://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/19/dragolandia/1221819163.html

19 de septiembre de 2008.- Lo uno va siempre acompañado por lo otro.
Me indigna, pero no me sorprende, el estúpido linchamiento mediático (y metódico) al que está siendo sometido el señor Revilla, presidente de Cantabria, por haber dicho en público verdades de a puño que infinidad de varones dicen en privado.

Y si digo varones es porque las mujeres no suelen hablar de esas cosas. Yo también fui de putas por primera y no última vez cuando tenía dieciocho años. Sucedió en Mérida. Habíamos ido allí un montón de chicos, y alguna que otra chica, de la Facultad de Letras de la Complutense para representar 'Medea y Las nubes' en el teatro romano de la citada localidad. La primera actriz era Maritza Caballero, que después se haría célebre. En el elenco figuraba también un jovencísimo Gonzalo Suárez. Nos acompañaba, entre otros personajes de cierto relumbrón, Alfredo Marquerie, crítico teatral de 'ABC'. Dirigía el cotarro José María Saussol, de la estirpe de los Oliart. José Ramón Marra-López, que luego publicaría un libro, relativamente famoso, dedicado a la narrativa de los escritores españoles en el exilio (Sender, Max Aub, Dieste, Massip, Serrano Poncela…), era el traspunte. Conservo una foto memorable de aquella aventura.
Me gustaría reproducirla aquí, pero no la tengo a mano. Anda por Soria, y yo, desgraciadamente, estoy en Madrid. Mañana me largo.

Aquella casa de putas, por cierto, era fantástica. Tenía dos pisos. En el segundo, por un duro (¿o eran siete?) se follaba. La habitación en la que yo lo hice tenía una claraboya que daba a un pasillo, y por ella, de vez en cuando, se asomaban quienes lo recorrían y nos jaleaban.
En el primer piso, que lo era de respeto, había una enorme mesa de camilla, alrededor de la cual se sentaban los clientes, los mirones, los espontáneos y las pupilas del burdel. La tertulia, en la que se hablaba de todo, de fútbol y de Platón, de Franco y de Carrillo, duraba hasta el amanecer. Para repicar en ella o, simplemente, escuchar lo que se decía, pellizcando en el ínterin a las chicas, si se dejaban, había que pagar una pela.

Revilla tiene razón: casi todos los hombres, en aquella época, echaban sus primeros dientes sexuales entre los brazos de una puta. O de las criadas, quienes las tenían.
Así era, guste o no guste la afirmación a los tiquismiquis monjiles de la corrección política y sus infinitas variantes.

¿Qué pasa? ¿Qué ahora no hay putas? ¡Pero sí somos, según las estadísticas, el país de Europa donde más abundan las gentes de ese gremio!
Y si hay putas, será, digo yo, porque alguien va con ellas.

¿Qué hacemos? ¿Los multamos, como en la Barcelona del Estatuto y en la Italia de Berlusconi? ¿Los desposeemos de sus derechos civiles? ¿Ponemos su foto en las comisarías con mandato de busca y captura? ¿Los llevamos a un programa de telebasura?
Quienes tienen miedo de la verdad es que viven en la mentira.

sábado, 26 de julio de 2008

ÚLTIMO ARTÍCULO EN MÁLAGA HOY

POR fin los papeles andan reflejando un debate que siempre quise plantear. Se habla en estas fechas mucho de reinventar la ciudad, de regenerar la mole extensa de piedras a la orilla del mar y disfrutar de callejuelas y bulevares. Una cuestión que puede relacionarse con la pasada celebración de la Noche en Blanco, de la que aún perduran los ecos y que ha conseguido algo: hacernos soñar con lo que, con un poco de esfuerzo ciudadano, pudiera llegar a ser esta ciudad que se obceca en la Capitalidad Cultural cuando, todavía, no ha solucionado los últimos parches de su maltrecho espíritu urbano.

Queda el regustillo amargo de la Noche en Blanco que vivió esta ciudad, en la que, como en la canción Fiesta de Serrat, fuimos moderadamente felices hasta que al sol le dio por salir, y el espejismo de Europa se desvaneció entre el chaparrón tardío de mayo que a los culturetas empapó de estoicismo y sabia desesperanza. La Noche en Blanco, sí; la venían exigiendo los de la tribu del palabrismo y a Málaga le regalaron por mayo una vigilia insomne de museos abiertos que desafiaban al tabernero y al niñato etílico.

Fuimos Europa cuando el arte se hizo nocturno y la lorquiana oscuridad se enredó entre quienes supieron ver una ciudad que nos reconciliaba con las vanguardias y la esencia etérea de la cultura. Entre el barroquismo de las fachadas y el suelo marmóreo del centro se aspiraba, aunque sólo fuera efecto de trasnochar, a un europeísmo que, si acaso, sólo sentimos contemplando esta ciudad desde las alturas. Queremos ser Europa, y no hay duda de que lo estamos consiguiendo; aunque, más allá del empeño político, más allá de que los poetas pidan recuperar la ciudad como complemento al alma, hay aspectos ínfimos que impiden esa meta final de convertir el Parque en Hyde Park y la desembocadura del Guadalmedina en una ría bilbaína, más mediterránea y menos herrumbrosa.Falta camino para la Capitalidad, algunos senderos escondidos por los que hemos de transitar. No es nada desdeñable la cantidad de museos que jalonan Málaga, pero para la cultura, para la cultura con mayúsculas, no es suficiente con un programa de exposiciones bien completo. No, una urbe que aspira a ser capital europea de la cultura precisa de un nuevo modo de entender el ocio: civilizando el tiempo libre. Varias son, pues, las soluciones que salen al paso para que el objetivo de ser el faro de la Europa cultural llegue a buen puerto.

Resulta ideal que una noche al año los museos abran y los lienzos salten a la calle, sin embargo, para que se consolide la oferta cultural debemos recuperar el alma de ciudadanos activos, convertir la ciudad en espacio interminable donde las tertulias se mezclen con los bohemios y la otra Málaga nos enseñe sus costuras de dignidad. Es necesario aprovechar el bendito clima del que gozamos, y que las instituciones pertinentes, de una vez por todas, acaben con esa norma incomprensible de echar a las dos el cierre de las terrazas, pues es bien sabido que en ellas late el aliento de la urbe, su creatividad. Hay, por así decirlo, una negación del espacio público de la ciudad en el sentido de ágora, como bien acertó a diagnosticar el maestro Álvaro García. La villa va necesitando de noche, de alegría incluso, y eso no se consigue más que trasformando algunas costras de la personalidad urbana que pueden ser modificadas sin grandes tragedias, como el poner una tapita gratis con la bebida o promover pubs donde poder disfrutar de buen jazz.Vivimos, salvo excepciones en el calendario, una perpetua negación de esta ciudad que pretende desde las altas instituciones tener ínfulas de Alejandría.

Al malagueño la cultura le resulta algo burocrático, muy lejos del matiz esencial de ocio que las actividades del intelecto han de poseer.Toda esta movida de la Ciudad en Blanco, creemos que contraria a la ciudad automática de Camba, lleva a cuestionar muchos vicios nuestros que, por decirlo de alguna manera, confirman el no de la ciudad: la falta de cohesión o, incluso chauvinismo, que sólo demostramos de manera excepcional en las fiestas de guardar.

El problema del desapego del malagueño de la cultura no responde a la ambición de los políticos, cuya implicación ha sido absoluta y generalmente intachable en cuanto a vivir la capital concierne; debe ser cada malagueño quien sea capaz de imaginar una nueva ciudad, de dignificar con creatividad las cuatro esquinas cotidianas y convertir, de una vez por todas, la ciudad de Picasso en un botellón de las artes y las letras. Las ciudades del continente languidecen en la pálida niebla centroeuropea mientras que aquí la vida tiene el extraordinario sabor del Pimpi Florida: aprovechemos eso, inventemos una ciudad nueva: pongamos el fervor del Jueves Santo en crearle a la ciudad un alma festiva, liberal, culta en suma. Es cuestión de todos que nos amanezca por el centro recitando a Bécquer y nos pongan una tapa por cada bebida. Es, incluso, una prioridad cívica.

lunes, 23 de junio de 2008

PORQUE LO MERECEMOS

Porque lo merece mi España, porque son muchos sufrimientos. Porque este país necesita unirse de una puta vez y que la gente de izquierdas, de una puñetera vez, se ponga del lado de ESTE GRANDÍSIMO PAÍS.

PODEMOS, VIVA ESPAÑA, VIVA EL ROJO

miércoles, 7 de mayo de 2008

TESTIGO DIRECTO. SECCIÓN. NUEVO PERIODISMO

Aunque contrarie a mi amigo "mundano" de un blog cercano, los periodistas de izquierdas también hacen buenos reportajes. Éste es de Maruja Torres, que como columnista me recuerda a las redacciones del borracho de mi barrio, pero como cronista y ejemplo de "TESTIGO DIRECTO" ha creado escuela. Será que EL PAIS no paga por la "última".


Hacia las dos de la tarde -una hora menos en España (11.00 GMT)- jóvenes chíies y presumiblemente de Hezbolá, el Partido de Dios, arrancaron desde el municipio de Ghobeiry, situado en los barrios del sur de Beirut -que en el verano de 2006 fueron duramente bombardeados por Israel-, dispuestos a invadir la capital con su alegría de pobres que por fin salen en los telediarios. Iban en moto.

Más tarde, los veteranos se dirigieron a la autopista que conduce al aeropuerto con bulldozers y camiones.

Para entonces, Beirut ya era algo más que una ciudad fantasmal sobre la que se levantaban las humaredas producidas por el incendio de neumáticos y contenedores de basura que cortaban las principales arterias. La zona cristiana de Tabaris, a pocos cientos de metros de lo que fue la Línea Verde de la guerra mayormente civil que asoló el país de 1975 a 1990, era un hervidero de tanques y personal militar y policial. "Vaya usted a donde quiera, señora", dice el sargento tras contemplar con esmero -y casi con ternura- mi acreditación. "Pero yo no se lo aconsejo. Ellos no le dejarán pasar".

Ellos y nosotros, así funciona. No en dos bandos, en más. Me telefonea un amigo druso: "Mis primos y yo no podemos salir de casa. Cola ha sido tomada por encapuchados que nos piden el carné de identidad". Cola es una parte de la Corniche el Mazra -por la mañana ha habido alli intensos tiroteos; quizá también por la noche-, que se llama así porque antiguamente albergaba la fábrica de Coca-Cola. Luego el barrio se infló de chíies y se pusieron todos a beber Pepsi, que a su juicio no es una marca judía.

Ha habido un momento por la mañana, antes de que los motorizados de Hezbolá se dirigieran a la manifestación, antes de que la oposición -los propios partidarios del Partido de Dios y sus aliados, los cristianos maronitas del ex general Michel Aoun, los chíies de Amal, el movimiento del presidente del Parlamento, Nabih Berri- marchara por la autopista del aeropuerto, con tiendas de campaña, dispuestos sus miembros a iniciar una sentada similar a la que protagonizan desde hace más de un año y mantiene cadáver el Parlamento? Antes, cuando creíamos que íbamos a vivir una jornada más de algaradas, pero sin consecuencias? Antes, los soldados habían soltado el aliento, los policías de máxima seguridad se regocijaban saludando a esta española y ofreciéndole agua. Poco después, a eso de la una del mediodía, la cosa no se puso para bromas.

Había tiroteos en diferentes puntos de la ciudad. Luchas interpartidarias que brotaban como las flores lavanda de algunas acacias, como las gardenias en los balcones. Puntualmente. ¿Querían decir algo? Cerca de mi casa, en Corniche el Mazra, en la sede de un periódico -Futuro-, del movimiento del mismo nombre, en el bloque gubernamental, liderado por Saad Hariri. Llamadas a la calma. Olor de pólvora en las calles, rumores de heridos. Imposible comprobar nada, yendo de un punto a otro caminando -la ciudad, cada vez más vacía; los vigilantes, más recelosos, con más nervios-, salvo eso: el olor del miedo y de la pólvora suelta, todavía confundible con el olor de una verbena.

Son las 17.30 horas en Beirut, una menos en la península y dos menos en las islas Canarias, y de vez en cuando rasgan el aire ráfagas de metralleta -a 500 dólares un Kalashnikov de la guerra antigua: hace un año costaban 50-, y la cosa parece no ir ni a más ni a menos.
Decepcionante para Occidente. Esto no es Irak ni es un tsunami

miércoles, 30 de abril de 2008

Mayo del 2008


El 14 de marzo de 1968, hace cuarenta años, el periodista francés Pierre Viensson-Ponté escribió en “Le Monde” un artículo que tituló “Cuando Francia se aburre”. En él lamentaba la apatía en la que vivían los jóvenes franceses mientras, fuera del territorio galo, las calamidades ahogaban el planeta. Los estudiantes contestaron al periodista con el mayo francés, con el mayo del 68, y se acabó el aburrimiento, durante un tiempo al menos.

Hoy los jóvenes españoles combaten el aburrimiento de una sociedad acomodada con botellones y videoconsolas. No se huelen revoluciones tras este artículo.

(Aula Magna Almería nº58)

sábado, 29 de marzo de 2008

Mi Madrid para Umbral, de "Los Cuadernos de Luis Vives"


Madrid, que estaba a dos horas de tren, era la meta de mis sueños. Madrid eran los recuerdos de Manolete en Chicote, Azorín en su casa sombría, escribiendo al alba, los locos del Gijón, los estudiantes contra Franco, los artículos de Ruano, las violencias de Cela, los grandes espectáculos, esa gimnasia continua y cruenta entre el Poder y la Libertad.


Madrid era Madrid. Madrid era la ciudad de los políticos y las flamencas, de los poetas y las putas. A mí me parecía que en Madrid no se hacía otra cosa que escribir artículos y cantar flamenco. Me quería hacer sitio en Madrid. Me fascinaban los periódicos de Madrid, obviando la censura, que a mí no me molestaba nada, pues que yo buscaba sólo la literatura. Hoy, ya viejo, después de siglos, pienso si no he seguido siempre fiel a aquel Madrid naïf de mis sueños adolescentes, por debajo de todo lo que sé de Madrid. Cuando me cansa Madrid, que ya es casi a diario, me retrotraigo a aquel Madrid mental, fourieriano, inventado, simplificado, que mantuvo mis primeros sueños de escritor y de hombre.


Renunciar a Madrid sería renunciar a mí mismo. Nací en Madrid, dato que aquí no interesa demasiado, pero, aunque hubiese nacido en Triana, creo que mi vocación sería Madrid, que tiene un poder aglutinador que lleva a la diabla, como si nada, pero que ahí está. En países tan centralizados como España y Francia, donde hay que triunfar es en la capital. La gloria de provincias es como tirarse a una fea: ha sido fácil, pero no valía la pena.

lunes, 17 de marzo de 2008

Saudade


He aquí una de mis paranoias publicada en el penúltimo Aula Magna de Almería:

Una de mis palabras favoritas no tiene traducción al español. Si bien ella misma es bella en su propia pronunciación, “saudade”, es su significado el que atravesó mis tejidos y alcanzó mis entrañas. La “saudade” es un vocablo galaico-portugués, intraducible a cualquier idioma, que marca la esencia de toda una cultura.

Aunque no podamos encontrar un término equivalente en nuestro rico castellano si podemos intentar definirla; la “saudade” es el sentimiento del recuerdo melancólico de una alegría ausente pero que puede retornar en el futuro. La “saudade” es, por tanto, una emoción, un sentimiento, un pensamiento en el que tiene cabida la nostalgia por la felicidad pasada, la resignación del presente y la esperanza del futuro, en un mismo instante, en una misma palabra. Es el alma de todo portugués, gallego o brasileño. Y como el arte individual es la expresión del alma de un individuo concreto, el alma de una cultura también puede materializarse en una, o varias, manifestaciones artísticas. Es así como, de la inmensa palabra “saudade”, nace el fado,en el que la “saudade” es el principal de los sentimientos cantados, así como los versos de Fernando Pessoa, tan ligados al mismo fado, pero también otras manifestaciones más lejanas, al menos aparentemente, como la bossa nova o la samba.