miércoles, 31 de octubre de 2007

Electoralismo de doble vía

Tanto tiempo con la discusión sobre la esencia y el futuro del país, y, al final, lo prosaico nos puso en la pista sobre dónde queda la sensatez. España no se rompe, España se hunde. No supimos elegir el verbo, y esta cuestión semántica ha mantenido a la clase política alejada de la ciudadanía.

España no se rompe, España se hunde allá por el territorio catalán de Marsé y Maragall. Cataluña, independiente y ferroviaria, se ha puesto en pie de guerra para decir basta ante el electoralismo expreso de Zapatero. Se retrasa en Barcelona el tren de Moncloa y el catalán pide que le devuelvan la normalidad y la rutina de un ferrocarril limpio y puntual. Mientras, el nacionalismo inflamado e inflamable ni pide la república ni aporta solución. Se sabe que, pese al gracejo perspicaz de la Álvarez, en Málaga los operarios del AVE apenas han recibido lección alguna de pilotaje ferroviario.

El tren remite al romanticismo de la estación y el último beso, pero las vías, torcidas, dan la puntilla cojonera a una ministra que tiene un helicóptero público como taxi privado para surcar las Españas.

A esta tierra bandolera, surcada aún por el tren botijo, le hace falta otra política que no tenga al guardagujas como obra suprema de electoralismo.

lunes, 22 de octubre de 2007

Nacho Trillo umm


Trillo es un grafómano que quiere trasladar a papel oficial sus vivencias. Concibe la política como una actividad dignísima con importantes dotes de poética; persigue, ya lo hemos dicho, los imposibles desde la sinceridad de su medio siglo de camino. Cree en el futuro y tiene la valentía de enfrentarse a lo injusto aun arriesgando el plato de lentejas. Escribe una interminable epístola moral a su hija, en una prosa rica, llena de giros inesperados y experiencia; tiene una precipitación, como yo, por vivir en papel, con más certeza y confianza, sus días y sus noches. Escribe siempre que puede. En los plenos usa su portátil y redacta las líneas para su gran autobiografía, sus monumentales memorias.

Me confiesa que el prolijo libro que prepara, el de su vida, es, en el fondo, un viaje hacia sus vísceras para que su hija comprenda, el día de las cenizas y el fn, quién fue su padre; quién dedicó los esfuerzos a hacer de este país una nación mejor, aunque ello le costara enfrentarse al aparato de su partido, pleno de catetos que tomaron sus cargos como los yugos de un emperador romano.

Ambos concebimos la escritura como una entidad alejada de la mediocridad de los días. Un espacio etéreo donde él revive la transición, y donde uno se venga de tantas rubias hijas de puta, de tanto chulo de billar y de tanto cabrón suelto que nos jodió la existencia.